viernes, 12 de octubre de 2012

El sueño hispano

Hoy, 12 de Octubre, Madrid sale a la calle a disfrutar del día festivo.
Aprovechando la jornada de puertas abiertas, he pasado un rato placentero visitando el Teatro Real afablemente presentado por los miembros de la asociación de amigos de la ópera.
Salí del teatro mientras resonaban en mi cabeza los nombres de Aida, Boris Godunov, Musorgski, Arrieta y otros que habían sido pronunciados con devoción por los guías. En el cielo cruzaban aviones militares dejando una estela roja y gualda.
En los alrededores de la Puerta del Sol, la gente paseaba entrando y saliendo de las tiendas que ignoraban la festividad y entre los rostros abundaban los de piel morena y rasgos que indicaban una procedencia sudamericana.
Los inmigrantes latinos paseaban esta mañana con banderas españolas en sus manos. Lucían el emblema del país que les ha acogido, han salido a la calle a celebrar este día como no lo hacemos los españoles. 
Ya en la Puerta del Sol, junto a las fuentes se arremolinaban los Pitufos, Dora la exploradora, Spiderman, Bob Esponja, un amplio elenco de personajes Disney y algún que otro habitante del Barrio Sésamo. Hoy los alrededores del kilómetro cero parecían más que nunca un parque temático sin más atracciones que la posibilidad de hacerse una foto junto al personaje favorito de cada cual o comprar algún globo con forma de flor o espada. 
Dentro de cada personaje, o al menos en casi todos ellos, también hay un emigrante latino, también hay un sueño hispano reducido a una mendicidad colorista y disfrazada de delirio televisivo en el que no hay lugar para banderas ni desfiles, dentro de cada muñeco hay un sueño truncado oculto por una máscara sonriente.
Camino hacia el metro, en las escaleras encuentro a otro emigrante, este parece europeo, tiene un acordeón y está tocando el Ave María de Shubert al pié de una máquina de condones.


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